Calificar las unidades de medida

Félix Redondo Quintela y Roberto C. Redondo Melchor.
Universidad de Salamanca.
3 de diciembre de 2007

Con frecuencia es posible observar en algunas publicaciones símbolos de unidades de medida seguidos de letras minúsculas. Por ejemplo el símbolo del vatio, que es W, se ve a menudo escrito como Wt, We, o Wp. El símbolo del voltio, que es V, aparece a veces como Ve, Vef o Vp. Hasta el símbolo de una unidad tan común y conocida como el metro, que es m, aparece como ml.

Si uno no está avisado, puede quedar notablemente desorientado con semejante práctica. Incluso si el autor que emplea estos símbolos alterados aclara que Wt quiere decir vatios térmicos y que We significa vatios eléctricos, si nuestra seguridad sobre el tema no es muy sólida, podremos creer que hay vatios distintos para cada energía, que una cosa debe ser el vatio térmico, y otra el vatio eléctrico, y que, quizá, para los vatios de potencia mecánica debería ponerse Wm, para los de potencia hidráulica Wh, para los de potencia radiante Wr, y así.

Lo que quieren decir los que escriben Wp suele ser vatios pico. Ve y Vef significa para los que así escriben voltios eficaces, y Vp voltios pico. Y los que ponen ml quieren decir metros lineales, cuando, realmente, están escribiendo mililitros.

Hace ya tiempo que algunos autores han llamado la atención sobre lo inadecuado de esta práctica, sobre lo inadecuado de calificar las unidades. Precisamente el Sistema Internacional de Unidades busca la uniformidad estricta en definiciones y símbolos para que logremos entendernos. El sometimiento de todos a sus reglas produce beneficios incomparablemente superiores al placer exclusivamente individual de la originalidad. El beneficio de la uniformidad es mayor en estos tiempos, porque el ámbito de la ingeniería y de cada vez más ingenieros tiende a ser todo el mundo.

Las unidades no deben calificarse. El vatio es el mismo cualquiera que sea la potencia: térmica, eléctrica, mecánica... Si es necesario, se puede calificar la potencia, no su unidad. Ha de decirse, por ejemplo, que la potencia térmica es 25 W, la potencia eléctrica 22 W y la potencia máxima o potencia de pico 24 W. Podemos referirnos a distintas potencias, pero su unidad es la misma. Ha de decirse y escribirse que el valor eficaz de una tensión es 230 V, o que el valor máximo o de pico de una tensión es 325 V, no que la tensión es de 230 voltios eficaces o 325 voltios máximos o de pico. Ha de calificarse la magnitud, no la unidad.

Hay dos razones para hacerlo así. La primera es que esas combinaciones de letras son arbitrarias, no son consecuencia de ningún convenio. Se le ocurre a alguien hacerlo y otros lo imitan, sin que sean entendibles en todo el mundo ni en todos los idiomas; mucho menos cuando la combinación de letras significa cosa distinta de la que se quiere expresar, como Wh, que en todo el mundo significa vatio hora, y no vatio hidráulico. O ml, que, como ya se dijo, significa mililitro, y no metro lineal o, mejor, simplemente metro, cuyo símbolo es m.

La segunda es que los calificativos son casi ilimitados. Por ejemplo, podemos referirnos a toda la potencia de un generador eléctrico, al producto de su fuerza electromotriz por la intensidad, que podría llamarse potencia total, o a la potencia eléctrica a la salida del generador, que se podría llamar potencia de salida, o a la potencia medida a la salida de una central, a la medida a la entrada de un transformador, etc. El número de las potencias eléctricas a las que podemos referirnos es, en realidad, ilimitado, pues depende del lugar en que se midan. Cada una de esas potencias ha de describirse con precisión y, para ello, han de utilizarse las palabras necesarias. Es imposible elegir un símbolo fijo para cada una de ellas, y distinto del símbolo de las demás, y menos añadirlo a la unidad. Lo mismo puede decirse para cualquier otra magnitud.

Si lo que se quiere es transmitir información precisa, debemos atenernos a las recomendaciones del Sistema Internacional de Unidades y, en especial, se deben utilizar con corrección los símbolos de sus unidades, sin añadir ni quitar nada. La originalidad aquí no es una virtud sino un vicio inútil.